viernes, 19 de abril de 2013

Calle Julio Burell

Para evitar el paso de carruajes por la Corredera que era el Camino Real, se realiza a mediados del siglo XIX, la nueva carretera de circunvalación. Primero se llamó de "Arrayanes", después en 1919 de Julio Burell, por el que fue diputado a  Cortes por el distrito de Linares-Baeza.

Debido a el rápido crecimiento de la ciudad, la nueva carretera, vuelve a quedar dentro del trazado urbano y es incluida en el Plan de Ensanche.
Plan de ensanche que se encarga al arquitecto provincial don Jorge Moreno, allá por el año 1874. El pensamiento de la creación de esta vía, consistía en unir a Linares por una parte con Bailén, que enlaza con Andalucía Occidental y por otra parte un acercamiento al ferrocarril,  tan importante  para la vida comercial de la  ciudad.

En el año 1887 comienzan a construirse la primeras  viviendas, un edificio representativo de esta calle, es el hotel Cervantes, que llegó a considerarse uno de los mejores hoteles de la época en Andalucía., en 1912, ya contaba con 50 habitaciones, dos comedores, teléfono y luz eléctrica, garaje y coche propio para llevar y traer a sus huéspedes a las estaciones, así como una sala de baño, que por  esos años era el "no va mas" del confort. Alojamiento de toreros, artistas y viajeros de postín. Es el hotel más antiguo que conserva la ciudad.

Esta calle estuvo también ocupada, por las empresas desaparecidas, como la fábrica "La Constancia", garaje "España" o la fundición "Granger", entre otras. En la actualidad es una de las calles más importantes siendo una de las arterias principales de la ciudad.

Nuestro caminar, ese ir y venir, pasos que hoy nos han llevado a una nueva calle. Calle que como todas esconde una historia ya escrita u otras tantas que aún están por llegar, que otros se encargarán de contarlas y así hacernos partícipes de la historia, historia que todos los días escribimos todos y cada uno de los habitantes de esta ciudad de Linares.


Después de este paseo por la Calle Julio Burell, mis acompañantes y yo hemos decidido hacer nuestra parada "obligada", descansar, comentar lo que hemos visto  y tomar unas cañas en el café y restaurante, La Carbonería, situado en la calle Argüelles .



De primero hemos pedido unas pechugitas de pollo a la plancha,  continuando con melva con pimiento del piquillo y para terminar, un croissant relleno de picadillo de chorizo.