Frente a ella esta el cerro de Las Mancebas. En él, se han encontrado restos de cerámica de la edad del bronce, también huellas de una instalación metalúrgica y de una villa romana. Era un lugar estratégico para controlar la explotación del yacimiento.
De vuelta al sendero por el filo del desnivel, uno de mis amigos señalando a la derecha me dice:"San Ignacio. Este pozo esta situado también al borde del otro gran filón de esta zona, el de Arrayanes. A ese pozo nos vamos a llegar en otra ruta".

Más adelante dejamos el borde de la meseta y nos dirigimos ya por un camino bien definido en dirección al Pozo de San José. La mina de Arrayanes fue propiedad del Estado desde 1749. Esta explotación hasta mediados del siglo XIX tiene escaso desarrollo y el Estado no estaba por la labor de dotarla de medios para la extracción del mineral y decide arrendarla . La cede mediante un contrato por cuarenta años a D. José Genaro Villanova. El arrendatario sí la dota de todos los medios técnicos necesarios. Se inicia la época de mayor esplendor de este filón. El pozo de San José recibe el nombre en honor a este señor. Contó con lavadero propio y fundición. Fue la mayor explotación de la comarca.

Hemos llegado al pozo, uno de mis amigos me indica: "estos son los restos del dispensario y este edificio tan imponente la central eléctrica". Los restos que aún se mantienen en pie, nos muestran el estilo modernista con el que fue construido. La electricidad llegó tarde a esta explotación y este edificio llegó a ser poco utilizado ya que sus turbinas funcionaban por gasoil y la energía hidroeléctrica pronto desplazo esta manera de producir electricidad.

Otro de mis acompañantes, indicándome la casa de máquinas: "este es San José, un pozo con unos 521 metros de profundidad. Aquí se instaló una de las primeras máquinas de vapor, para bombear agua, primero fue de 30 pulgadas, pero era pequeña e instalaron una mayor de 60 pulgadas, de ahí lo imponente de su chimenea. También te quiero comentar que en la planta once, se construyó una habitación de unos trescientos metros cuadrados, se habilitó para la bombas de desagüe. Dicen que esta sala esta totalmente alicatada de baldosines blancos biselados".


Entre olivas veo lo que para mi es un pequeño montón de piedras. Otro de mis acompañantes me indica apuntando con el dedo: "es la escalera de La Reina. Esta escalera se construyó según cuenta una leyenda para que Isabel II, bajara al interior de una mina. Todo empezó porque a la reina le llegaron rumores de una pequeña ciudad de Andalucía, de nombre Linares, en la cual residían ciudadanos extranjeros de alto nivel social, procedentes de países como Gran Bretaña, Francia o Alemania. La ciudad ya contaba con luz eléctrica, cuando aún ciudades importantes de otras zonas de España se alumbraban con gas. También tenia un tranvía que recorría sus calles al igual que Madrid y tantas cosas interesantes, que decidió venir a conocer la joven ciudad y sus ricas minas de plomo y plata. Pero España estaba un poco revuelta, el pensamiento liberal y demócrata recorría este país. Sus consejeros le convencieron que desistiera de su visita a Linares, por miedo a un posible atentado anarquista, y la reina nunca llegó a esta tierra.
Al poco tiempo, si llegó un alzamiento popular. La Revolución de 1868, el exilio y abdicación de la reina. Pero eso es sólo una leyenda".
La verdad es que es sólo una escalera auxiliar que da acceso a las plantas 1 y 2, con una profundidad estimada de 50 metros.
Ha sido una ruta muy atractiva, tanto por su paisaje como la historia que encierra y con un buen final, la historia de una pobre reina que antes dejar de serlo, quiso conocer Linares.


Nos dirigimos a la ciudad, contentos por la buena mañana que hemos pasado. Yo sobre todo satisfecho por lo aprendido. Como ya es habitual, antes de llegar a casa, una parada. Hoy escala en la calle Raphael, en el establecimiento de Isidro Herrera.
De primero hemos tomado una tapa llamada "Caramelito", compuesta de una masa de bacalao con croqueta y envuelta en pasta brick. También probamos los chopitos a la plancha y nos aconsejan para compartir el flamenquín. Todo muy bueno.